sábado, 1 de septiembre de 2012

medidas contra la crisis


Los próximos parados que sean los diputados

Javier Casado,  abogado y ex portavoz del PP en la Asamblea de Extremadura.

 

El divorcio entre la casta política dirigente y la realidad cotidiana de los ciudadanos (así como entre promesas electorales y medidas que luego se aplican), se ha mostrado con toda su crudeza con la aprobación de los últimos recortes por el Gobierno de Rajoy. Se aplasta al más débil, se le recortan derechos fundamentales, pero se mantienen exorbitantes privilegios políticos y elevadísimos sueldos.

         Es indignante que la subida del IVA entre en vigor de inmediato, siendo el más insolidario de todos los tributos, y la reforma del modelo del Estado se aplace varios años. Es lo que va a pasar  con la reducción de concejales y municipios, donde vuelve a incidirse sobre la administración más débil y más próxima al ciudadano. Y sin embargo ¿qué hay del Senado? ¿Cuándo piensan suprimir esa institución que sólo sirve para colocar a políticos, familiares y amigos? ¿Y las mancomunidades? ¿Cuándo se reducirán los parlamentos autonómicos? Ahora que nos vemos obligados a ceder soberanía a Europa, es el momento más oportuno para reformar el modelo de Estado previsto en nuestra Constitución por otro más acorde a las circunstancias actuales. Porque, si nada podemos hacer, salvo obedecer las órdenes de Europa, ¿para qué queremos tantas instituciones políticas, nacionales y autonómicas? Si todos se escudan tras la imposibilidad de adoptar otras medidas que no sean recortes y subidas de impuestos ¿por qué no se suprimen los gobiernos autonómicos y así nos ahorramos una pasta en multitud de cargos sobrevalorados económica y profesionalmente? Sin embargo, donde más se evidencia el rasgo de amoralidad de nuestra casta política es en la aplicación de recortes a los parados, mientras que las subvenciones a los partidos políticos, sindicatos y empresarial, sólo se reducen un 20%. ¿Por qué no las reducen un 80% o un 90% ¿Qué impide que paguen únicamente sus afiliados y militantes?

         Por cierto, ¿sabían que la Asamblea de Extremadura, con cargo a nuestros presupuestos, paga a cada partido político 2.000 euros /mes por cada diputado, es decir, 64.000 euros/mes al PP, 60.000 al PSOE y 6.000 a IU?

Cada mes. Sumen, aparte, las liberaciones de los diputados, viajes, teléfonos móviles, ordenadores portátiles... ¿Se puede soportar tal coste al tiempo que privamos de derechos a los ciudadanos? Y lo que es peor, el destino de ese dinero es opaco y no está sujeto a ningún control público (lo del Tribunal de Cuentas es, como mucho, testimonial). Parte del mismo se destina a sobresueldo de los cargos de los partidos, abonándose además bajo el concepto de dietas y gastos de desplazamiento, con lo que se trata de ingresos fiscalmente no declarables. ¿Alguien da más?

         ¿Y qué decir de los liberados sindicales y de sus retribuciones? No deberíamos permitir que los sindicatos no hagan públicos los sueldos de sus liberados; como tampoco que se crucifique sólo al magistrado Dívar mientras los demás miembros  del Consejo General del Poder Judicial no piensan hacer públicos sus gastos de representación salvo que lo pida el Congreso de los Diputados. Con ello se evidencia que en este país no existe una democracia real, sino una sucesión de chirigotas políticas, de desahogados afiliados a partidos políticos, o lo que es peor, de notables similitudes con el patio de Monipodio.

         Cobrando más de 4.000 euros netos/mes (y digo bien, netos, porque los diputados nacionales, senadores, autonómicos, etc., tienen pagada la locomoción, las dietas, la telefonía móvil, etc., etc.), nadie entiende por qué  la ciudadanía de a pie, con sueldos cada vez más reducidos, tiene que pagarse su gasolina, teléfono, y Sus Señorías están rebajados de ese servicio.

         Los que no han conocido otra actividad profesional o empresarial fuera de la política, no comprenden que cambiar el modelo productivo de regiones como Extremadura nos llevará al menos dos generaciones y condenará a nuestros hijos y nietos a ser emigrantes. O que mantener una televisión autonómica que nos cuesta más de veinte millones de euros al año es un lujo inasumible para nuestra región, máxime cuando se está asfixiando al parado, al trabajador, a autónomos y pymes.

         Para colmo, acabo de leer que los tres principales grupos del Congreso (PP, PSOE y CIU) llegaron el pasado 6 de marzo a un acuerdo de tapadillo que les permitía reconvertir asistentes en asesores, a una ratio de 2 por 1 y con un máximo de cinco por grupo. Dichos auxiliares percibirían una remuneración bruta máxima de 3.800 euros/mes frente a los 1.900 de los reemplazados. Según la Junta de Personal de la Cámara Baja, sus funciones “se solapan con las tareas de los empleados públicos y duplica el apoyo técnico y jurídico por ellos desempeñado”. Con una diferencia: al ser eventuales, nombrados a dedo, no están sujetos a las restricciones salariales y de jornada que afectan a los funcionarios de carrera. Por actuaciones similares, el ex presidente francés Chirac fue condenado a dos años y un desembolso de 2’2 millones de euros por veinte empleos, al faltar a su “deber de honradez sin tener en cuenta el interés de los ciudadanos”, tras haber quedado aprobado que creó puestos de trabajo ficticios para sus aliados políticos de 1992 a 1995, en su última etapa como Alcalde de Paris.

         Pero aquí nunca pasa nada. Los españoles somos mayoritariamente del Real Madrid o del Barcelona, del PP o del PSOE, y lo seguiremos siendo pase lo que pase y nos hagan el daño que nos hagan. Obedeciendo a estos sentimientos atávicos hemos tenido que sufrir al peor presidente de gobierno de la democracia y vamos camino de intentar sobrevivir al segundo. Por lo mismo, soportaremos que nos recorten derechos esenciales mientras ellos mantendrán sus privilegios. El que pueda se marchará a Alemania, China o Estados Unidos. Al resto nos seguirán vampirizando los mismos que, sin haber trabajado, nunca sabrán lo que es el paro.

La solución: decir adiós a atavismos y actuar para que los próximos parados sean los diputados.

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